Las dudas que te invaden al tener problemas con tu perro
Adoptaste a tu perro con muchísima ilusión, cariño y ganas, ya sea porque era un cachorro, un perrito abandonado o rescatado de una perrera o incluso una compra de alguna raza que adoras. No importa.
Empezaron a surgir complicaciones en la convivencia; comportamientos que no te gustaban, cambios de hábitos en tu rutina habitual, miedos y ansiedades por tu parte, frustraciones al no lograr enseñarle las cosas y que el perrito las comprendiera, etc.
Comenzaste a tener dudas sobre si tu decisión de adoptar a tu perro fue acertada, puede que desde el primer día o quizás al cabo de varios días, semanas, meses o incluso años de convivencia con tu perro.
No importa lo que aparentemente «hizo» tu perro porque, en realidad, tu perro «No hizo» nada, solo despertó tus debilidades.
Las dudas y los problemas que tienes no han aparecido por lo que hace o no hace tu perro, sino por tus propios miedos, inseguridades, por la ansiedad hacia el futuro, por tu mente caprichosa y débil, pero están ahí desde antes de que adoptaras a tu perro. Los problemas de tu perro son tu oportunidad.
Tranquilo, no estás leyendo esto para ser juzgado ni criticado, sino para que puedas vislumbrar la respuesta, disipar tus dudas y crecer como persona.
Los perros no tienen problemas, nosotros vemos problemas en ellos y ellos acaban manifestándolos.
Es como si yo creo que tú eres tonto y te digo que eres tonto todo el tiempo, desde que eres un niño. Acabarás siendo tonto. No porque lo seas, sino porque, desde tu inocencia, has creído lo que te he dicho. Solo con que te dieras cuenta o creyeras otra cosa, dejarías de ser tonto.
Los perros creen en nosotros. Y mucho.
Si crees que pueden ser agresivos, maleducados, nerviosos, pesados, ansiosos, si crees que pueden romper cosas, que pueden molestar a los demás, si crees que ensucian, etc. Si crees cosas así, esas cosas son las que verás en tu perro, las que le dirás, son las que destacarás, las que reforzarás y, sin darte ni cuenta, las estarás propiciando.
No sirve de nada echarle «la culpa» de cómo es tu perro a otros humanos o al pasado para así intentar evadir tu responsabilidad.
Si tu perro tiene comportamientos que no te gustan y que son el resultado de experiencias pasadas con otros humanos, pero tú crees que lo puede superar, le ayudarás a ello y el perro dejará de tener esos comportamientos. Es más, esos comportamientos ni te molestarán.
Sin embargo, si dudas y tienes miedo de lo que tu perro pueda ser o es, no le ayudarás en nada y no cambiará, al contrario, empeorará.
¿Quieres a tu perro o no?
Hay muchas maneras de ver una misma cosa o una misma situación, pero nos pensamos que nuestra propia forma de ver y de analizar es la mejor, la más real y la más acertada.
Pensamos que nuestra forma de pensar y de interpretar lo que está ocurriendo es la única Verdad y nos negamos a que pueda haber otra perspectiva más acertada de lo que nos está ocurriendo.
Hay muchas formas de ver a tu perro.
Tu crees que «el problema» de tu perro no tiene solución, incluso crees que «has hecho todo lo posible» para que se solucione, pero eso no es así, hay mucho más. Te lo digo por experiencia propia y por la experiencia de todas las personas que se encuentran y que se han encontrado en tu misma situación.
De hecho, crees, que vas a seguir así, con esta situación, toda la vida, que tu perro no va a cambiar, por eso piensas en soluciones que no ayudan en su comportamiento, incluso piensas en des-hacerte de tu perro; regalarlo o entregarlo a una perrera.
Tienes que saber algo:
Hagas lo que hagas, tomes la decisión que tomes, está bien. Sin embargo, si no has resuelto tu miedo y tu inseguridad, seguirás ocultándolo y te volverá a ocurrir. El problema se te presentará de nuevo en otra forma; puede que en el trabajo, con la familia, con un amigo, con un hijo, con otro perro, etc.
No es «karma», ni nada por el estilo, es que, simplemente, si no superas tus miedos, si no aprendes a ver las cosas de otra manera, seguirás sufriendo lo mismo una y otra vez. Después te quejarás de que la vida te trae palos, pero son los palos que tú mismo te das porque sigues sin afrontarlo ni asumir la responsabilidad.
Yo, como educadora canina, como adiestradora y, sobretodo, como persona, te pido que, si tienes «problemas» con tu perro, pidas ayuda. Que nunca tires la toalla. Que ni el tiempo, ni el dinero, ni las cosas materiales, ni las personas, ni los perros, ni absolutamente nada, sean excusas para no asumir la responsabilidad. Que detrás de ese «problema» hay un maravilloso regalo para ti.

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